Barraquer i Roviralta, Josep Antoni
30 agosto 1852 - 27 abril 1924
Barraquer i Roviralta, Josep Antoni
Nació el 30 de agosto de 1852. Realizó sus estudios en la Facultad de Medicina de Barcelona habiendo sido durante ese periodo alumno interno. Finalizó la carrera en 1877 y al año siguiente se desplazó a París donde trabaja junto a conocidos oftalmólogos como Photino Pana, Xabier Galezowski, Louis de Wecker y Edmund Landolt. Previamente estuvo unos meses haciendo anatomía, fundamentalmente ocular, también en París, con Louis Antoine Ranvier y Robin.
A su vuelta a España abrió su consulta y se hizo cargo del dispensario oftalmológico del Hospital de Santa Cruz. En 1902 fue nombrado Catedrático interino de Oftalmología de la Facultad de Medicina, cumpliendo su trabajo en el Hospital de la Santa Cruz. Allí permaneció hasta que se completaron las obras de remodelación del Hospital Clínico en 1907. A partir de ese momento y ya el resto de su vida Barraquer trabajó en dicho hospital.
Desde joven tuvo especial atracción por la Anatomía, como lo demuestra multitud de trabajos anatómicos realizados, y además creó un Museo con una sección de anatomía y otra de anatomía patológica, en el que existía gran cantidad de preparaciones hechas personalmente por él. Como docente fue muy considerado tanto por los estudiantes como por los médicos que acudían libremente a sus clases. Era claro, preciso y sin circunloquios. Los conceptos quedaban siempre explicados y no acababa una clase si quedaba alguna duda. En otras ocasiones sus clases eran objeto de presentación de casos clínicos y siempre acudía a estas con un microscopio que hacía circular entre los presentes para que observaran alguna preparación relacionada con el enfermo que presentaba.
Sus aportaciones y propuestas fueron muy bien aceptadas en los ambientes oftalmológicos. Junto a su hijo Ignasi Barraquer i Barraquer desarrolló una nueva técnica para la extracción de la catarata, y en 1901 propuso el trasplante de tejido adiposo del muslo para obtener un muñón mayor en los casos de enucleación. En 1902 recomendó que debía usarse en cirugía el fotóforo y la telelupa. Ideó diversos artilugios operatorios y entre ellos un esclerotomo y una sonda para dacriocistotomía. Su participación fue igualmente importante en congresos, tanto nacionales como internacionales, así como en otras actividades científicas. Frecuentemente invitado a reuniones y congresos internacionales dio una conferencia magistral en la Sociedad Francesa de Oftalmología en la que habló sobre Demostración de la anatomía del seno cavernoso, del conducto óptico y del fondo de la órbita (1896), trabajos originales que tuvieron una gran acogida.
Realizó un considerable número de publicaciones entre las que sobresalen La tuberculosis del ojo (1892), Manipulaciones de óptica fisiológica (1899), Enucleación con injerto de tejido adiposo en la cápsula de Tenon (1901), Exploración de un ojo que llora (1909), Sobre la operación de la catarata (1921) y La extracción ideal de la catarata (1919) publicada junto a su hijo Ignasi Barraquer i Barraquer.
En 1908 fundó la revista Oftalmología y más tarde el Boletín de la Clínica Oftalmológica del Hospital de la Santa Cruz. En 1903 promovió, siendo su primer Presidente, la Sociedad Oftalmológica de Barcelona. Su inquietud por el debate científico y la transmisión de conocimientos le llevó con otros ilustres, entre los que se encontraba el profesor Salvador Cardenal, a crear una sociedad denominada Laboratorio que luego se uniría a la Academia de Ciencias Médicas, llegando a ser en ambas su Presidente.
Ingreso en la Real Academia de Medicina de Barcelona en 1894, como Académico de número, con el discurso La anatomía de la órbita.
Falleció en Barcelona el 27 de abril de 1924.
Discípulos
Entre otros, Ignasi Barraquer i Barraquer, Bonaventura Carreras i Durán y Antonio Pujadas Fabregat.
Bibliografía
JULIO ELIZALDE BARRAQUER. José Antonio Barraquer i Roviralta. En: Centro Oftalmológico Barraquer. Barcelona. 1999, 12-18
JOAQUÍN RUTTLLÁN JULIÁ. El arbol y la Ciencia de los Barraquer. Biograma, 152 (1974).
Autor: Manuel Díaz-Rubio