Hernando Espinosa, Benito
21 marzo 1846 - 24 julio 1916
Hernando Espinosa, Benito
Nació en Cañizar, Guadalajara, el 21 de marzo de 1846. Realizó la carrera de medicina en la Facultad de Medicina de Madrid siendo alumno interno por oposición en el Hospital de San Carlos. Simultáneamente hizo la carrera de Ciencias Físico-Químicas en la misma Universidad. En 1868 obtuvo el grado de doctor en Ciencias con la tesis Necesidad del estudio profundo de la química analítica para el adelantamiento de las ciencias y de las artes provechosas a la pública prosperidad, y en 1870 el de medicina. En 1866 fue Profesor Ayudante de Química General en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central en la cátedra regentada por Ramón Torres Muñoz y Luna. En 1869 y 1870 impartió enseñanzas de Fisiología e Higiene, así como Historia Natural en la Escuela Privada de San José.
En 1872 obtuvo, por oposición, la cátedra de Terapéutica, Materia Médica y Arte de Recetar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. En 1887 obtuvo, por concurso de traslado, la cátedra de igual denominación en la Facultad de Medicina de la Universidad Central.
A pesar de no haber ejercido la medicina hasta su llegada a Granada, su labor en esta ciudad fue importante por cuanto puso en marcha una nueva forma de entender la terapéutica todavía muy dependiente de viejos conceptos. Además impartió la enseñanza de la Dermatología destacando siempre por su capacidad docente y por sus conocimientos de esta especialidad siendo uno de los más destacados promotores de ella en España por esos años. En este sentido cabe resaltar las continuas referencias admirativas a su trabajo y dedicación que realizaba José Eugenio Olavide Landazábal, la mayor autoridad hasta entonces en el campo de la dermatología. Su prestigio le llevó a ser nombrado Director del Hospital de San Juan de Dios y del Hospital de Leprosos de San Lázaro de Granada.
Además desarrolló una importante aportación en determinadas enfermedades, destacando sus estudios sobre el cólera y sobre la lepra. Acumuló una gran experiencia en ambas enfermedades debido en el caso del cólera a la epidemia que allí tuvo lugar en 1885, y en cuanto a la lepra por su estancia en el Hospital de San Lázaro. Sus trabajos y experiencia sobre la lepra dieron lugar a que se desplazara a Granada Rudolf Virchow el cual estaba interesado en estudiar algunos de los casos que había descrito Benito Hernando en su libro. Sobre este tema realizó un estudio pormenorizado de unas treinta historias clínicas, con lo que actualmente pudiera considerarse un estudio socioepidemiológico y clínico, aportando de cada paciente visto por él una enorme cantidad de datos incluyéndose en los fallecidos la descripción pormenorizada de la historia clínica.
Aunque no destacó por su labor divulgadora escrita quedan entre otras publicaciones su magnífico libro De la lepra en Granada (Granada, 1881), un referente sobre dicha enfermedad en España y en el mundo. Otras publicaciones suyas fueron Metodología de las Ciencias Médicas (Granada, 1877) y Ataxia locomotriz mecánica. Además de ello es de destacar sus escritos y reflexiones sobre el Cardenal Cisneros como, Un poco de lo mucho que el Cardenal Cisneros debe a la enseñanza (1898).
De gran modestia en su vida, la mayor distinción que recibió fue como el mismo decía el afecto de sus discípulos. Estaba en posesión de la Gran Cruz de Alfonso XII. En 1872 fue elegido Académico de número en la Real Academia de Medicina de Granada, ingresando en 1877.
En 1895 ingresó como Académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Algunos detalles del tratamiento de las afecciones sifilíticas del sistema nervioso.
Falleció en Guadalajara el 24 de julio de 1916.
Discípulos
Entre otros, Federico Olóriz Aguilera, José Ribera Sanz y José Gómez Ocaña.
Bibliografía
VALENTÍN MATILLA GÓMEZ. Hernando Espinosa. En: 202 Biografías Académicas. Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, 89-90.
JOSÉ GUTIERREZ GALDO. Ilmo. Sr. D. Benito Hernando Espinosa. Real Academia de Medicina y Cirugía de Granada: Académicos que fueron. Madrid, Díaz de Santos, 2003, 283-286.
Autor: Manuel Díaz-Rubio
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