López Enríquez, Manuel


7 agosto 1890 - 17 septiembre 1968

López Enríquez, Manuel

Nació en Monforte de Lemos (Lugo) el 7 de agosto de 1890. Comenzó los estudios de medicina en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela, acabándolos en la Facultad de Medicina de Valladolid. Terminada la carrera fue pensionado durante dos años por la Junta de Ampliación de Estudios en Basilea con Carl Mellinger para estudiar bacteriología ocular. Posteriormente, en 1917, fue contratado como médico oftalmólogo en la Clínica Oftalmológica de la Universidad de Würzburg en Alemania. A su vuelta a Madrid en 1919, comenzó a trabajar en el Laboratorio de Histología Normal y Patológica de la Residencia de Estudiantes inicialmente con Santiago Ramón y Cajal y más tarde en 1920 con Pío del Río Hortega. En 1926 accedió al grado de doctor con la tesis Las células de Hortega de la retina y vías ópticas en estado normal y patológico. Continuó trabajando en el Laboratorio de Histología Normal y Patológica de la Residencia de Estudiantes hasta 1932 en que fue nombrado Profesor Ayudante de la Cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de Madrid regentada por Manuel Márquez Rodríguez, permaneciendo en dicha situación hasta 1939 en que al acabar la guerra civil fue cesado. Durante la guerra civil trabajó además como Capitán Médico en el Hospital Número 4 de Madrid. En 1947 fue nombrado responsable de la Sección de Oftalmología del Instituto Daza Valdés del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y en 1950 se hizo cargo de la Sección de Exploración Ocular en el Instituto de Óptica.

Junto a Galo Leoz Ortín, Manuel Márquez Rodríguez y Félix Fernández Balbuena, fue uno de los iniciadores de una oftalmología distinta debido a la formación neurohistológica que poseía y que marcó claramente su forma de pensar dentro de la especialidad. Comenzó trabajando con Cajal en la técnica de tinción del formol-urano realizando algunas publicaciones. Pronto pasó al laboratorio de Río Hortega donde comenzaron sus estudios sobre la retina, que serían de referencia. En la retina describió minuciosamente sus características llamando la atención sobre la existencia de células semejantes a las células de Río Hortega en el cerebro. Estas células no eran otra cosa que la microglía, que a pesar de encontrarse con problemas de tinción, localizó entre la capa limitante interna y nuclear interna. También describió como la microglía se encontraba en el nervio óptico y en el quiasma, haciéndolo en el espesor de los haces de fibras nerviosas, concretamente entre estas y la neuroglía. Demostró que su función era macrofágica y que aumentaba en número con la inflamación. Describió que era además el punto de partida de los denominados cuerpos gránulos-adiposos de la retina. También demostró como la microglía retiniana podía emigrar al humor vítreo. Todas estas aportaciones fueron realmente estelares ya que resolvían muchos problemas no entendidos hasta ese momento. En la actualidad estos últimos trabajos siguen siendo citados con una gran frecuencia en la bibliografía internacional.

Siguió trabajando en este campo durante toda su vida, compatibilizando además con labores clínicas. En 1949 demostró que la existencia de fibras de mielina en la retina se debería a una ectopia de la oligodendroglía, procedente del nervio óptico y seguramente de carácter congénito. Esta aportación fue igualmente de gran importancia ya que venía a demostrar que los tumores del nervio óptico son en realidad oligodendrogliomas y no gliomas. Muchas de sus aportaciones sobre la oligodendroglia las realizó en aves. En 1929 y con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios acudió al Congreso Internacional de Oftalmología celebrado en Ámsterdam donde presentó estos estudios.

De sus publicaciones son de destacar su monografía Biomicroscopía del fondo del ojo (Madrid, 1941), y sus trabajos, Sobre el aparato reticular de Golgi y otros retículos de los elementos del cristalino: nota previa (1919), Existencia de células de Hortega “Microglia” en la retina y vías ópticas (1926), Oligodendroglia de las vías ópticas (1926), Nuevas observaciones sobre la oligodendroglía de las vías ópticas (1929), Práctica sencilla para reforzar la acción de los colirios (1930), Sobre los caracteres de la microglía retiniana emigrada al humor vítreo (1931), Nuevos estudios sobre el aumento óptico: Errores clásicos y su rectificación (1934), Citología del vítreo patológico (1935), A propósito de la presencia de fibras medulares en la retina (1949), Biomicroscopy of the eye in polarized light (1951) y Direct ophthalmoscopy without reflexes and an experimental model of a photographic ophthalmoscope (1956).

Falleció en Madrid el 17 de septiembre de 1968.

Bibliografía

JOSÉ LUIS MUNOA ROIZ y JOSÉ LUIS COTALO DE CÁCERES. Manuel López Enríquez. En Historia de la Oftalmología Española. José Luis Cotalo de Cáceres, Emiliano Hernández Benito, José Luis Munoa Roiz y Gustavo Leoz de la Fuente (eds). Madrid, Sociedad Española de Oftalmología, 1993, 287-288.
GALO LEOZ. El Dr. López Enríquez. Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano-americana, 28, 919-923 (1968).

Autor: Manuel Díaz-Rubio

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