Zulueta y Cebrián, Julián de


30 noviembre 1918 - 8 diciembre 2015

Zulueta y Cebrián, Julián de

Nació el 30 de noviembre de 1918 en el seno de una familia vinculada a la política y a la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Su padre, Luis, ministro, y su madre, Amparo, docente. Sus tíos, el naturalista Antonio Zulueta y el político Julián Besteiro. Realizó sus estudios en el Instituto Escuela supervisado por el pedagogo Bartolomé Cossío y en Alemania en el Grünewald Gymnasium, siendo su padre embajador. En 1936 la familia se exilió a Colombia.

Inició Medicina en 1937. En 1943 se doctoró con mención honorífica con una tesis titulada “Protozoología del hematozoario del paludismo en el huésped humano”. Describió por primera vez en Colombia P. ovale (Stephens, 1922) como subespecie o variedad de P. Pivax sugiriendo la designación de P. vivax var. ovalis.

Obtuvo una beca en Cambridge para estudiar Medicina Tropical donde conoció al genetista Ronald Fisher (1890-1962).

Fue discípulo de Carlos Zozaya Balza (1897-1991).

Desde 1938 fue sucesivamente ayudante del laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina de Bogotá, del Instituto Federico Lleras de Investigación Médica, de la Clínica Tropical y del Servicio de Enfermedades Infecto-Contagiosas del Hospital de San Juan de Dios y del Instituto Nacional de Epidemiología e Investigaciones Médicas. A partir de 1943 fue interno de la Clínica Tropical del Hospital San Juan de Dios y jefe de Sección del Instituto Nacional de Epidemiología e Investigaciones Médicas.

En 1947 se incorporó al laboratorio colombiano de Villavicencio que investigaba la fiebre amarilla y la malaria dirigido por el biólogo Marston Bates (1906-1974), miembro de la Fundación Rockefeller (FR). Zulueta coordinó la expedición a la Sierra de la Macarena que contribuyó al conocimiento de la transmisión de las fiebres selváticas.

Se incorporó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1952 recomendado por el malariólogo Ronald A. Senior-White (1891-1954) y Hugh H. Smith (1902-1995), representante de la FR en Colombia. Permaneció en la OMS veinticinco años estudiando la malaria en distintos países.

Viajero incansable, en ocasiones por conflictos políticos, de naturaleza pragmática, aportaba las piezas que cazaba como alimento de las poblaciones en las que realizaba sus investigaciones y se dejó pinchar por mosquitos para experimentar los síntomas de las fiebres maláricas.

Demostró la reducción de esas fiebres con el empleo de insecticidas residuales. Primero en Sarawak (Indonesia) durante dos años en condiciones ambientales difíciles. Más tarde en Grecia, Italia y Rumania, confirmando los episodios de resistencia de los mosquitos transmisores de las fiebres. En México dirigió una campaña de erradicación para diecisiete millones de personas en la que se realizaron fumigaciones durante casi seis años. En 1959 en Uganda practicaron desinsectaciones con DDT y administración de fármacos (cloroquina, plasmoquina o pirimetaquina), comprobando la disminución de la afección.

En 1973 asesoró en España sobre la receptividad al paludismo en Cáceres en una antigua zona endémica de Navalmoral de la Mata, verificando fenómenos de resistencia del vector local A. atroparvus y el  aumento excepcional de la dolencia. En 1982 participó en Menorca en la reunión de coordinación de paludismo y otras enfermedades transmisibles bajo los auspicios de la OMS.

Estuvo interesado en la causa del fallecimiento del Emperador Carlos I, consiguió la exhumación de su dedo enterrado junto al cadaver y con el malariólogo Pedro L. Alonso, entre otros, demostraron la grave gota que padeció y el fallecimiento por malaria el 21 de septiembre de 1558 en el Monasterio de Yuste (Cáceres).

También investigó diferentes asuntos marítimos. En abril de 1980 participó en Greenwich en un simposio sobre enfermedades y nutrición en los marineros en los últimos trescientos años organizada por la Society for Nautical Research, fundada en 1910. Presentó una investigación sobre la prevención del escorbuto, dolencia que diezmaba las tripulaciones hasta el descubrimiento del origen del padecimiento en el déficil de vitamina C. (Lind 1716-1794). Zulueta comprobó que le correspondía a los españoles y portugueses la autoría en el remedio contra el escorbuto mediante la adiministración de cítricos, si bien la fórmula de conservación la describieron los ingleses. Escribió sobre los balleneros vascos, la batalla de Trafalgar, el fracaso del almirante Vernon en Cartagena o la batalla del Cabo de Santamaría.

En 1977 se jubiló de la OMS y se estableció en la Casa Mondragón en Ronda, continuando como consultor de la organización y de la UNESCO. Implicado en la conservación medioambiental (programa sobre la biosfera o los espacios naturales del parque de la Sierra de las Nieves en Málaga y Somiedo en Asturias). Participó en la recuperación del legado de la ILE.

Premiado con la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad en 1983, Premio Nacional de Medio Ambiente en 2010 fue elegido Alcalde de Ronda (1983-1987).

Falleció en su casa de Málaga el 8 de diciembre de 2015.

Bibliografía

ZULUETA, J. DE. (1944). Protozoología del hematozoario del paludismo en el huésped humano.  Revista de tesis. Tesis de grado. 1943. Revista de la Facultad de Medicina. XII (11), 515-516.
ZULUETA, J. DE. (1980). La contribución Española a la prevención y curación del escorbuto en la mar. Revista General de Marina. 199 (8), 157-166.
ZULUETA, J. DE. (2007). The cause of death of Emperor Charles V. Parassitologia. 49 (1-2),  107-109.

Autora: Balbina Fernández Astasio