Madinaveitia Ortíz de Zárate, Juan

19 abril 1861 - 21 noviembre 1938

Madinaveitia Ortíz de Zárate, Juan

Nació en Oñate (Guipúzcoa) el 19 de abril de 1861. Comenzó los estudios de medicina en la Facultad de Medicina de Valladolid, y tras dos años pasó a la Facultad de Madrid donde se licenció en 1986. Su tesis doctoral, calificada de sobresaliente, versó sobre Pronóstico de las lesiones valvulares Patología General de la Facultad de Medicina de Madrid adscrito a la cátedra de con este puesto permaneció desde 1903 hasta 1927.

Fue sin duda un maestro que produjo una profunda atracción por su capacidad pedagógica y por el uso del método científico. Describe Gregorio Marañón que por aquel entonces el Hospital Provincial era no más que un almacén de enfermos, y Madinaveitia lo trasforma interesándose profundamente por el enfermo y la enfermedad.

Desnuda a los pacientes, los explora detenidamente y hace una valoración rigurosa de sus síntomas. Hace además autopsias personal y sistemáticamente, reconociendo sus errores ante el cadáver de un paciente, frente a algunos compañeros de Hospital que se oponían a esta práctica por cuanto podía dejarles en evidencia. Con frecuencia repetía a cualquier discípulo que “los enfermos y la sala de necropsias son los principales libros que precisa saber leer con atención”.

Su referencia era la sala de autopsias. Le obsesionaba la idea de saber donde se había confundido. Aunque era un gran semiólogo, quizás el primero en nuestra medicina, y sus diagnósticos eran con alta frecuencia muy acertados, quería comprobar sus diagnósticos. De ahí su pasión por el estudio necrópsico. Realizadas las autopsias de sus enfermos, montaba las piezas con la ayuda de Luis Simarro Lacabra. La autocrítica fue siempre para él algo muy importante que trasmitiéndola a sus discípulos. Señalaba frecuentemente que un error enseña más que un acierto diagnóstico. Inculcó a sus discípulos las ideas liberales y la afición al estudio de los idiomas algo poco común en esa época. Madinaveitia fue sin duda uno de los más insignes maestros de la medicina española, y aunque no llegó a ostentar ninguna cátedra, en una época en que ésta lo era todo, formó un importante número de discípulos y alcanzó un enorme prestigio.

Publicó dos libros que fueron muy importantes en su época y referencia para todos aquellos que querían dedicarse a las enfermedades del aparato digestivo. Fisiología Patológica de la Digestión (Madrid, 1910) y Enfermedades del esófago y del estómago (Madrid, 1910). Estos libros eran una recopilación de las conferencias que impartió en unos cursos de gastroenterología en los años 1907-1908 y 1908-1909. El valor de estos libros fue inmenso por su gran sentido clínico y pedagógico. El libro Fisiología patológica de la digestión constaba de 16 lecciones, y el de Enfermedades del esófago y del estómago de 20 lecciones, llamando la atención en aquella época un capítulo sobre esofagoscopia escrito por José Goyanes Capdevila. En el prólogo de este último libro escribe “solo pretendo que el lector encuentre en mi libro relatos más semejantes a los que ha de oír de sus enfermos, que en cualquier otro libro, aun cuando este otro valga mucho más que el mío”. Colaboró en el libro Manual de Medicina Interna (Madrid, 1916-1920) de Teófilo Hernando y Gregorio Marañón redactando el capítulo Enfermedades del peritoneo.

Estos libros y su dedicación a los temas digestivos le hacen ser una importante referencia científica en la gastroenterología española, siendo Presidente de Honor del I e iI Congresos Nacionales de Patología Digestiva celebrados en Valencia en 1931 y en Barcelona en 1933 respectivamente.

Falleció en Barcelona el 21 de noviembre de 1938.

Discípulos

Entre otros, Luis Urrutia y Guerezta, Teófilo Hernando Ortega, Gregorio Marañón Posadillo y Heliodoro González Mogena.

Bibliografía

ANTONIO GALLART-ESQUERDO. En Historia de la Gastroenterología Española. Barcelona, Discurso de Ingreso en la Real Academia de Medicina de Barcelona, 30 de octubre de 1955, 51-55.
CARLOS JIMÉNEZ DÍAZ. Don Juan Madinaveitia (1862-1938). Hospital General, 4, 1-2 (1964).

Autor: Manuel Díaz-Rubio

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